El Tribunal Supremo establece que la manipulación fraudulenta del tacógrafo de un camión con la finalidad de falsear los registros de dicho instrumento para eludir los controles policiales y administrativos constituye un delito de falsedad en documento oficial, en la modalidad de simulación. El Supremo considera que los registros del tacógrafo son documentos oficiales que tienen efectos jurídicos-penales.
El Supremo fija criterio debido a la existencia de sentencias contradictorias en las Audiencias Provinciales y condena al conductor a 6 años de prisión.